El Gobierno de Madrid apuesta por una infraestructura diferente basada en aportes tecnológicos y culturales
En agosto de 2018, la estación de Gran Vía cerró al público con motivo del comienzo de la reforma. En principio, la fecha prevista de finalización era abril de 2019. Sin embargo, el descubrimiento de restos arqueológicos y la pandemia de la COVID-19 han supuesto un problema para cumplir con los plazos establecidos. Tres años después, la Consejería de Transportes, Movilidad e Infraestructuras (CTMI) ha comunicado que la remodelación de la estación concluirá en julio de 2021, dos años después de la fecha estimada.
La finalidad de las obras obedece a un intento de ampliación y modernización de los espacios habilitados de la estación. Concretamente se pretendía unir, mediante un pasillo subterráneo, el metro de Gran Vía con la estación de Cercanías de Sol. Según Miguel Núñez, director general de infraestructuras, la estación ganaría en accesibilidad y movilidad, descongestionando así una de las principales estaciones de Madrid. El proceso de las obras continuaba con normalidad hasta que aparecieron restos arqueológicos.
Los hallazgos datan de diecisiete épocas distintas, siendo la más antigua del año 1600. Según la portavoz de la CTMI, ya se preveía la existencia de posibles restos del elevador que habían sido destruidos con la instalación de las escaleras mecánicas en los años setenta: «Aun así, se ha estado trabajando de la mano de los arqueólogos por si acaso se encontraban restos, que es lo que ha pasado», subraya. Uno de los más destacables son los vestigios de este elevador que inauguró la estación en sus primeros años. También se encontraron restos de 1745 correspondientes a cimientos y sótanos de la Casa Astrearena y diferentes piezas de cerámicas ornamentales. Estas pasarán por una fase de restauración para ser conservadas en un museo.
Debate histórico
El nuevo descubrimiento supuso el origen de un debate por la conservación de los restos hallados. La intervención de la Dirección General de Patrimonio resultó clave para lograr la detención provisional de las obras hasta recibir un análisis de la infraestructura bajo tierra. La principal preocupación de Patrimonio era el mantenimiento de la forma original de la infraestructura descubierta. Además, también se controló el traslado de los restos, así como el lugar que debía ocupar cada uno de ellos finalmente. Algunos se conservaron en su lugar de origen y otros se trasladaron bajo la supervisión de dos arqueólogos y un restaurador.
Tras la injerencia, el descubrimiento de los restos supuso la aprobación de un gasto extra de 3.496.000 euros por parte de la Comunidad de Madrid. Este desembolso haría frente al riesgo que entraña el pozo de la calle Montera. Tal y como establecen los especialistas, en época de lluvias podría desbordarse e inundar las instalaciones de la estación de metro. La destinación de nuevos fondos contribuyeron al cambio del tipo de maquinaria pesada con el fin de crear un impacto menor en el terreno. De esta manera, se pretende compaginar la reforma del subterráneo con la conservación de los restos arqueológicos.
Un desembolso mayor
A la cifra inicial de 3,7 millones de euros se han de sumar los gastos referidos a esta nueva reforma. De esta manera, la cifra elevaría en más de 7 millones el gasto del Gobierno Regional empleado en el proyecto. La Consejería de Transportes, Movilidad e Infraestructuras afirma que la nueva estación se inaugurará en julio de 2021: las obras llegan a su fin. A pesar de ello, tal y como establece el Gobierno Regional, aún no se ha propuesto una fecha determinada para la apertura.
Aún se siguen realizando remodelaciones en la estación para la inauguración. La duración de estas últimas modificaciones es incierta, lo que lleva a los organismos encargados a desconocer cuándo se podrá abrir la estación al público. Actualmente, esto también preocupa a la población que lleva esperando este momento tres años. Algunos transeúntes afirman que en este periodo de tiempo tanto madrileños como turistas se han perdido en el subterráneo lo que ha dificultado su movilidad. Las organizaciones encargadas afirman que este problema se subsanará con una infraestructura que facilite el desplazamiento de los pasajeros.
Una estación moderna
Según el Gobierno Regional la estación sufrirá un cambio radical, no solo en las instalaciones sino también en su arquitectura con el fin de convertirla en «la estación más moderna de toda la red de Metro de Madrid». La estación de Gran Vía será recorrida por 40.000 o 50.000 personas cada día, razón que avala la ampliación del vestíbulo, que
pasará de 900 a 2.000 metros cuadrados coincidiendo con el primer nivel de la nueva estación. La segunda planta se utilizará como medio de paso. Además, se aprovechará su espacio para la exposición de los restos arqueológicos que han aparecido en las excavaciones. El tercer y último nivel será el pasillo de unión con la línea 5 de metro y la galería de conexión con la estación de Cercanías de Sol.
La revolución tecnológica también tendrá su participación en la reforma de la estación. Se esperan cambios sustanciales que llevarán a la Gran Vía a la vanguardia de la innovación. De este modo, la estación estará preparada para ofrecer las mejores prestaciones a los viajeros. Uno de los nuevos servicios se presta a atender a los clientes por videollamada para facilitar cualquier tipo de información o resolver incidencias. La entrada también contará con la última tecnología con la inclusión de 17 nuevos tornos para el acceso al interior del recinto. Se han instalado, además, cuatro ascensores para comunicar los distintos niveles, nuevas escaleras mecánicas y distintos puntos de acceso para favorecer el paso a las personas con movilidad reducida. Estas son algunas de las novedades que se implementarán en la nueva estación de metro.
Después de una odisea que se prolonga durante varios años de retraso y con una inversión que ascendió más allá del presupuesto inicial, parece ser que la Comunidad de Madrid pondrá fin a este proyecto. Así, el metro de Gran Vía retomará su actividad en julio para acoger a todos los madrileños que quieran recorrer la ciudad viajando en transporte público.