Manuel Martínez-Sellés es el presidente del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid, jefe de cardiología en el Hospital Gregorio Marañón y profesor universitario
¿Cómo han llevado los médicos la crisis de la pandemia?
– Ha sido una crisis muy dura que persiste. La primera ola fue particularmente intensa y para la que no estamos preparados desde el punto de vista de equipos de protección, instalaciones y personal… Muchos hemos vivido situaciones muy duras y esto ha dejado unas secuelas psicológicas y emocionales que cada uno lleva como puede, en muchos casos es necesario acompañamiento y consultas de seguimiento a nivel profesional.
¿Existe la posibilidad real de una cuarta ola?
-Sí. La vacunación va muy lenta y apenas tenemos al 10% de la población vacunada. Hasta el 70% que se supone que se consigue la inmunidad de rebaño nos queda muchísimo. Estábamos muy contentos con el descenso progresivo de casos, pero se ha ralentizado y tenemos dudas de que pueda llegar en algún momento.
Como profesor universitario, ¿de qué forma se han visto afectados los estudiantes de carreras sanitarias a la hora de hacer prácticas sobre todo durante la pandemia?
-Ha habido dos fases. La más dura fue el confinamiento total general y al finalizar el curso académico aún no había unas prácticas reguladas como tal. En la mayoría de universidades de Madrid creo que ya se están realizando casi con normalidad. Ahora estamos casi en una normalización.
Las clases se están haciendo plenamente online, cosa que no entiendo porque la mayoría de los estudiantes de Medicina están vacunados. Abogo por volver a la presencialidad.
¿Cómo ha llevado el hecho de tener que adaptarse a la modalidad online o semipresencial en las clases?
-Doy clase en dos universidades distintas con sistemas distintos. En la Complutense son todas online, con lo cual no hay posibilidad de interacción física con los estudiantes, aunque yo les hago preguntas, encuestas, etc.; lógicamente no es lo mismo. En la Europea de Madrid han hecho un sistema intermedio, hacemos clases de presenciales para los alumnos que quieren asistir y para los que no, la grabamos. Es difícil hacer online algunas de las cosas que hacemos en clase presencial, pero hemos tenido que adaptarnos y es mejor hacerlo online que no hacerlo. También tiene cosas positivas como grabar las clases. Tampoco hay que demonizarlo.
Es conocido también por su fe católica. ¿Cree que puede influir de alguna manera en su forma de impartir las clases de bioética?
-Los que tenemos fe, tenemos un plus para intentar hacer las cosas bien, porque en el fondo cuando estamos impartiendo una clase también estamos intentando santificarnos por lo cual deberíamos impartirlo lo mejor que podemos. El hecho de tener fe y más para los que somos médicos y trabajamos en Ciencias de la Salud, en cierta forma vemos en nuestros pacientes a Cristo, por lo que deberíamos tratarlos aún mejor. Pero esto no significa nada, tengo muchos compañeros que no tienen fe y son excelentes médicos y profesores. Pero para mí a nivel personal es una motivación más.
¿Cómo ha cambiado su vida ser presidente del Colegio de Médicos de Madrid?
-De muchas formas. Me presenté a la presidencia con un poco de temor, tras pensarlo mucho, llevarlo a la oración y hablarlo con mi mujer, por dos motivos: uno, porque sabía qué implicaba ser Presidente del Colegio de Médicos en situación normal: y dos, porque sospechaba lo que implicaba en momentos de pandemia. Ha supuesto una sobrecarga de horas porque sigo teniendo el hospital y la universidad, y yo creo que en situación normal ya implicaba eso, pero la pandemia genera muchos problemas cuya solución tiene que realizarse en poco tiempo desde el Colegio. Siento mucha más satisfacción que tristeza.
Martínez-Sellés explica que el Gobierno no ha contado con sanitarios para aprobar la ley de la eutanasia. Fuente: elaboración propia
Ha salido un comunicado del Instituto Nacional de Bioética en el que se criticaba la falta de acceso a cuidados paliativos. ¿Cómo valora la aprobación de La Ley de Eutanasia?
-De forma muy negativa. Los médicos en España tenemos un código deontológico que explícitamente condena la eutanasia, con lo cual sorprende que se apruebe una ley de obligado cumplimiento. Otra cosa es que hagamos objeción de conciencia, que habrá que ver qué repercusiones tiene. Nos hemos sentido muy respaldados porque seguimos la opinión de la Asociación Médica Mundial, del Comité de Bioética y otros colegios de médicos.
Vamos a colaborar con el Gobierno de Madrid, porque la Sanidad está transferida a las autonomías para ver de qué forma podemos limitar al máximo esta ley y sus aspectos más polémicos, como que haya un registro de los profesionales que hagan objeción de conciencia. También tenemos esperanzas en que se pronuncie el Tribunal Constitucional porque hay muchos argumentos que dicen que la ley es inconstitucional.
