La reducción de los desplazamientos y del consumo tienen un impacto positivo en la calidad del aire
Las medidas de confinamiento no solo han reducido el contagio del COVID-19: la contaminación en las principales ciudades de España ha caído a niveles nunca vistos. Los últimos datos publicados por la Agencia Europea de Medio Ambiente muestran cómo las ciudades más pobladas de nuestro país han mejorado sus niveles de dióxido de nitrógeno y partículas en las últimas semanas. Las restricciones de tráfico, la reducción de la actividad económica y las borrascas que atraviesan la península están detrás de esta mejora en la calidad del aire. En núcleos como Bilbao, Madrid, Murcia o Valencia, los niveles de NO2 se han visto reducidos en más del 50% respecto a las mismas fechas de 2019.
Esta bajada ha sido especialmente intensa durante el periodo vacacional. El parón de las actividades no esenciales decretado por el Gobierno el 29 de marzo consolidó una tendencia descendente en los niveles de contaminación en las ciudades españolas, logrando un mínimo histórico en muchas de ellas.
Imágenes de satélite de los niveles de contaminación en la Península Ibérica en marzo de 2019 y marzo de 2020
Con estos datos, España sigue el patrón de otros países cuyas medidas frente al coronavirus también han reducido sus niveles de contaminación. China fue la primera en notar este efecto: según la NASA, sus niveles de dióxido de nitrógeno y de carbono pasaron en un mes de un alarmante rojo a un controlado azul, el nivel más bajo de la escala de polución. Lo mismo le sucedió a la vecina Italia, aunque, en su caso, la caída no ha sido tan drástica.
Aunque esta esperanza climática haya resurgido gracias al confinamiento obligado por la pandemia mundial del Covid-19, la realidad está ahí. Expertos y activistas señalan que esta es una muestra de que en el futuro podríamos conseguir, con medidas globales, desarrollar una vida capaz de lidiar con el freno progresivo de las causas de la emergencia climática.
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