Durante la última década, la representación de la diversidad sexual y de género ha cobrado un protagonismo fundamental en la cultura contemporánea. En este contexto, la literatura juvenil LGTBIQ+ ha experimentado un crecimiento significativo tanto en términos de publicación como de popularidad, proporcionando un acceso global a una amplia gama de contenidos. Estas narrativas, al resonar con las experiencias y preocupaciones de los adolescentes LGTBIQ+ que anteriormente carecían de historias con “finales felices”, han asumido un papel influyente, forjando un nuevo paradigma de inclusión y aceptación de la diversidad sexual y de género.
Es relevante destacar las reflexiones del creador de contenido Sebas G. Mouret en su vídeo Heartstopper de Alice Oseman 🍂, donde argumenta que las personas LGTBIQ+ han internalizado mensajes traumáticos y dramáticos sobre su existencia, llegando incluso a convencerse de que la felicidad y las experiencias típicas de la adolescencia, como los amores de instituto o las comedias románticas, no están destinadas para ellos. Un ejemplo palpable de esta transformación es la experiencia del escritor de Nuestro último verano, quien después de leer la novela y ver la primera temporada de Heartstopper en Netflix, expresó: “Al principio, disfruté enormemente de la serie de manera auténtica y genuina. Estaba ansioso por ver cada episodio[…]. Sin embargo, al concluir la serie, experimenté un profundo vacío, una sensación de desánimo”. Este sentimiento no es únicamente propio del ovetenses escritor, estudios como el de Savin-Williams, R. C. en 2005 titulado The New Gay Teenager ya hablaban de la idea de una experiencias tardías que poco a poco fue acuñado el termino de “adolescencia robada”.
El término LGTBIQ+ se refiere a un conjunto de identidades sexuales y de género, que incluye a las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer. Así, el símbolo “+” alude a todas aquellas personas del colectivo que no se identifican con las siglas mencionadas anteriormente. El término juvenil, por su parte, refiere a las obras destinadas a un público de una edad comprendida entre los 15 y los 22 años. En esencia, podemos comprender que el término LGTBIQ+ Juvenil engloba todas aquellas historias enfocadas a un público joven y basadas en las relaciones amorosas no normativas que pueden darse en el período de la adolescencia. Este término compuesto ya se puede encontrar en varias páginas de editoriales y libros como en la conocida editorial Penguin Books S A.
Tras una profunda investigación acerca de numerosas obras de esta temática, se pueden concluir diversas características comunes al género, tales como la diversidad de identidades, el protagonismo juvenil, las narrativas auténticas y realistas, la exploración de temas relevantes (el descubrimiento de la identidad, la aceptación personal, el bullying, la discriminación, las relaciones o la salud mental), el enfoque en la aceptación y la autoaceptación, la visibilidad y la normalización o la representación positiva y empoderada, esto es, el reflejo de personajes LGTBIQ+ como modelos a seguir, capaces de superar obstáculos y contribuir positivamente como modelos de referencia para las nuevas generaciones , intentando dejar en un segundo plano su orientación sexual y enfocándose en situaciones de cierta cotidianeidad para el público general. Además de todo ello, podemos señalar que, generalmente, todas estas historias cuentan con un final feliz, alejándose de las narrativas clásicas persistentes en las obras LGTBIQ+ anteriores con finales trágicos tales como la muerte, el asesinato, el suicidio o el ostracismo social; según expresan varios artículos y estudios como “También podemos tener finales felices”: Recepción e interpretación de personajes LGTBIQ+ en series de televisión de Juan José Sánchez-Soriano.
En los últimos años, la industria ha mostrado un creciente interés por representar de forma más auténtica y diversa a la comunidad LGTBIQ+, observándose un importante aumento en la representación de personajes y temáticas de esta índole no solo en la literatura, sino también en serie y películas, siendo estas, en algunos casos adaptaciones literarias tales como la ya mencionada Heartstopper en Netflix o Rojo, Blanco y Sangre Azul en Prime Video. Este cambio ha sido impulsado por la demanda de las propias audiencias y lectores, que reclaman una representación más inclusiva y precisa de la comunidad. Mediante este tipo de creaciones, se tiene por objetivo desafiar estereotipos, desterrar prejuicios y mostrar modelos positivos para individuos LGTBIQ+ y espectadores en general. No obstante, se ha de señalar que el propio colectivo puede presentarse como una fuente de rentabilidad económica y social, que puede intrincarse a la imagen de marca de ciertas empresas, como es visible en fenómenos de la dimensión del pinkwashing o el queerbaiting.
No obstante, tal y como se señalaba anteriormente, no siempre las obras de temática LGTBIQ+ se han caracterizado por sus finales felices. Por ello, es preciso señalar que se ha producido un cambio de paradigma que ha permitido una evolución desde la estigmatización hacia las “historias blancas”. De esta manera, se pueden mencionar algunos de esos estereotipos y características negativas, tales como el estereotipo del “gay afeminado”, en el que se representa a un hombre homosexual con gestos y modales asociados a lo femenino, sin tener en cuenta la diversidad en la expresión de género; o el prototipo de “lesbiana butch o masculina”, presentando a mujeres excesivamente masculinas, asumiendo una serie de roles y comportamientos asociados a la masculinidad, volviendo a obviar la diversidad que puede encontrarse presente en la expresión de género. Así mismo, no se deben dejar atrás otros estereotipos, tales como el de “mejor amigo gay” o “mejor amiga lesbiana”, el personaje LGTBIQ+ trágico o victimizado, la representación hipersexualizada, el engaño o la traición como rasgos comunes, la representación inexacta de personas trans, la falta de diversidad dentro de la comunidad LGTBIQ+ o los chistes o bromas homofóbicas. Además de todo ello, otra característica muy común es la narrativa centrada únicamente en la identidad LGTBIQ+, reduciendo la historia del personaje solamente a su orientación sexual o identidad de género, sin explorar lo complejo de su vida como individuo.
En la actualidad, sin embargo, se ha observado un cambio positivo en la representación LGTBIQ+ en diversas narrativas. Incluso, esta transformación se ha podido ver en las historias de secundaria y las comedias románticas. Este nuevo enfoque, conocido como “historias blancas”, se caracteriza por centrarse en la normalización y humanización de las experiencias LGTBIQ+, dejando a un lado los clásicos estereotipos y reflejando la diversidad y complejidad de las relaciones y vivencias dentro de la comunidad. Dentro de estas “historias blancas” LGTBIQ+ en la actualidad, se pueden mencionar diversas características que les son propias, tales como la autenticidad y la diversidad, el enfoque en las relaciones humanas, el abordaje de problemas reales o la normalización de la diversidad sexual y de género.
En suma, la búsqueda de identidad y pertenencia es un fenómeno inherente a la adolescencia, de modo que, al comprobar como los jóvenes LGTB encuentran resonancia en estos relatos, se pone de manifiesto la vital importancia de una representación diversa y auténtica. Por todo ello, el surgimiento de esta nueva literatura LGTBIQ+ se revela como un llamado a la autenticidad y la amplificación de historias que narren la diversidad, refuercen la autoaceptación y promulguen la comprensión y empatía en un mundo en constante cambio.