La Avenida de Madrid está vacía, las cocinas de los bares y restaurantes han apagado sus fogones y los hoteles han cerrado sus puertas desde el pasado 14 de marzo. Entre el silencio de Benidorm, es posible encontrar un resquicio de vida en algún lugar como el Hotel Sol y Sombra. En este complejo turístico, ya no sirven desayunos ingleses en sus soleadas terrazas a sus huéspedes, ahora es un hospital de campaña donde los benidormenses luchan por sobrevivir al coronavirus. La transformación de hoteles en hospitales o su uso para hospedar a personal médico, han sido la forma en la que el sector turístico se ha sumado a la lucha por erradicar el coronavirus en España. Un sector actualmente desaparecido y que también debe luchar por su supervivencia en esta crisis.
Desde que fue decretado el estado de alarma, comercios, hoteles, agencias de viajes y compañías dedicadas al ocio han tenido que cerrar sus negocios. El cierre de estos negocios supone, no sólo menores ganancias por su inactividad, si no una profunda damnificación al sector a causa de las amortizaciones a las que va a tener que hacer frente los empresarios, como, por ejemplo, el pago de cuotas, alquileres, impuestos… Asimismo, el sector turístico está compuesto por emprendedores. Son múltiples los autónomos y las pequeñas y medianas empresas que desempeñan una labor en el sector turístico, de hecho, el 43% de los negocios turísticos pertenecen a autónomos. Su liquidez es menor, lo que dificulta su capacidad para hacer frente a una situación de cierre como la actual. La imposibilidad de poder asumir las consecuencias contables de la crisis del coronavirus, aflora el miedo de los pequeños empresarios a hundirse en deudas y tener que cerrar sus negocios y proyectos.
La paralización del sector turístico ha llegado a España en unas fechas clave en el balance de cuentas de numerosos negocios. La suspensión de atractivas festividades como las fallas y la Semana Santa resulta una pérdida de flujo turístico cuantiosa. No obstante, el mayor peligro que atormenta ahora mismo al sector turístico es la pérdida de la temporada del verano. Durante los meses de verano las playas de España se llenan de bullicio, las zonas costeras y los pueblos resurgen y, en algunos lugares cómo Benidorm, llegan a quintuplicar su población. Una temporada de grandes beneficios para el sector en la que, según Egatur, el turismo gastó 15 millones de euros solamente en el mes de julio de 2019. En el caso de que esta actividad económica no pueda retomarse hasta junio, el sector podría recuperarse airosamente y calcula pérdidas de 25.000 millones. Sí el sector recuperase el ritmo en julio, la temporada estival en España se vería parcialmente afectada, y podría evitarse una cuantía considerable de pérdidas. En concreto, según la Mesa del Turismo, la cantidad de visitantes podría reducirse un 60%, lo que supondría una pérdida de 45.000 millones para el sector turístico español. En el peor de los escenarios, teniendo en cuenta que, cada país se encuentra en un punto distinto en la batalla contra el covid-19, sí el continente europeo, no ha logrado recuperarse en su conjunto en agosto, esto conllevaría la pérdida de la gran mayoría del negocio de la temporada estival. En total, equivaldría a pérdidas de 90.000 millones y supondría la destrucción del sector turístico, implicando el cierre de numerosas empresas y la pérdida de miles de empleos.
Para reducir el impacto económico sufrido, a causa de la paralización del sector por la crisis del coronavirus, dos vías han sido planteadas por diversos organismos representantes del sector turísticos y entidades públicas; Una vía está centrada en la obtención de reducciones fiscales, y la segunda, en impulsar nuevas estrategias de captación de negocio. Por un lado, existe la perspectiva de incrementar las medidas fiscales y económicas establecidas por el gobierno. Desde Excletur, la Alianza de Excelencia Turística, argumentan que, es necesario que “se pospongan los pagos de cuotas de seguridad social y de todo tipo de impuestos”, puesto que no están obteniendo beneficios. Asimismo, consideran que es necesario ampliar la cuantía de crédito ofrecido a empresas y autónomos afectados hasta en 200.000 millones de euros para que pueda acceder todo aquel que necesite inyectar liquidez para sostener a sus negocios.
Vídeo de datos que resumen la situación del turismo en España. (Elaboración propia)
Antes del estallido de la crisis de covid-19 en España, el objetivo del turismo español era aumentar el nivel del gasto del turista, atrayendo al turismo asiático, americano y australiano. No obstante, todo ha cambiado para la industria viajera. Para volver a levantar la persiana y librar la última batalla del turismo contra el coronavirus, el sector busca cómo solución reactivar el turismo local promocionando la cercanía, seguridad y la oportunidad de disfrutar de los espacios sin aglomeraciones. La Consejera de Empresa y Conocimiento de la Generalitat de Cataluña, Àngels Chacón anunció que el plan de la comunidad catalana para impulsar el turismo comunicando estaría centrado en “volver a reactivar el turismo doméstico y de proximidad”. Además, la consejera avanzó las ideas que tienen para la nueva campaña turística: “Ahora decimos quédate en casa, así que yo diría alguna cosa como quédate en Cataluña, o Cataluña está en casa”. Ante el incierto escenario en el que se prevé el establecimiento de limitaciones en la movilización dentro del territorio español durante el verano, la Comunidad de Madrid también prepara un plan para incentivar el turismo regional. En la capital, la Consejera de Cultura y Turismo, Marta Rivera, ha adelantado que apostarán por el turismo de interior, siendo su objetivo incentivar a los madrileños a conocer su región.
Mientras el sector ofrece todos sus mecanismos para ayudar en la crisis sanitaria que asola a España, continúa al mismo tiempo, plasmando su nuevo futuro. Lugares como Benidorm, repletos de negocios enfocados hacia la captación de turistas extranjeros tendrán que cambiar su modelo de negocio hacia el turismo interior. Una temporada incierta, en la que el sector dependerá exclusivamente de la capacidad de ahorro que hayan tenido los españoles, durante esta crisis, para poder disfrutar de las vacaciones desde casa.
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