El embajador de Guinea y el de República Checa exponen sus visiones en la URJC sobre la economía africana y europea e insisten en la unión entre el continente africano y Europa
Parece imposible un evento presencial después de tanto tiempo. Con distancia de seguridad y un aforo muy reducido, comienzan las primeras Jornadas de Relaciones Internacionales de la URJC con la ponencia de los embajadores de Guinea y República Checa. El ambiente institucional se palpa sobre las banderas que se posan sobre el escenario, y la apretada agenda de uno de los embajadores interrumpe una de las ponencias casi antes de empezar.
Es Miguel Edjang Angué, embajador de Guinea Ecuatorial en España, cuyo primer discurso se alarga por más de cuarenta minutos. En él expone que, para promover un territorio como el suyo, “los costos son muy elevados” por la distribución por vía aérea de los productos. Por eso, insiste en que “los problemas que hay en África no son comparables a los de Europa”.
Pero no todo es malo, porque Guinea cuenta con una zona marítima “exclusiva”, con una fauna que, asegura, es muy rica. Además, forma parte de la Comunidad Económica de África Central, por lo que tienen una moneda común. Habla Edjang sobre su historia más reciente: hasta 1991, su economía se basaba en la madera y la producción de café y cacao. Otra de sus principales fuentes de ingresos era la exportación de petróleo, pero en los 80 le concedieron todas las reservas a Repsol, y eso no les salió rentable. Más adelante, el petróleo quedó a manos de una compañía estadounidense que hizo que el petróleo volviera a ser un sector muy importante dentro del país, lo que cambió por completo la economía de Guinea.
Edjang hace mucho énfasis en el Plan Horizonte 2020. Era un programa cuyos objetivos eran mejorar las infraestructuras, la gobernabilidad pública y el bienestar social. Su ejecución permitió al país mejorar sus infraestructuras, y aunque hubo reformas respecto a la gobernabilidad y la corrupción, esos asuntos no mejoraron mucho en el país. A una pregunta de una mujer sobre ese asunto, el embajador contestó, molesto, que “no voy a decir que somos santitos (…). Corrupción, sí, pero también ha habido esfuerzos para asentar lo que puede ser un futuro”.
A Edjang le acompaña, gracioso, el embajador de República Checa en España y Andorra, Ivan Jancárek, que bromea con su cara cuando se quita la mascarilla para dar su ponencia en el atril: “espero no asustar a nadie”. Con el Imperio Austrohúngaro inicia su ponencia y reconoce que ahora mismo se encuentran en una situación “fenomenal”. Desde su entrada en la OTAN y la Unión Europea (UE), su PIB ha avanzado hasta el mismo nivel que el de España. Ese vínculo con la UE “reconstruirá”, de nuevo, un país que ya fue azotado por la Segunda Guerra Mundial y lo ha sido de nuevo con el Coronavirus.
No todo es un camino de rosas. Jancárek sabe que República Checa no está tan desarrollada como otros países de Europa, pero asegura que van dando pequeños pasos y explica que han promovido Team Europe, una propuesta donde presentan toda la información sobre vacunas y la crisis sanitaria. Sobre el continente africano, Jancárek, remarca que la UE es el mayor prestamista económico de África y quien más invierte en la economía africana, “no China como se dice”. Y por tanto, “hay que pensar cómo hacer más viva la economía interafricana”.
La pandemia nos ha dejado secuelas que serán difíciles de superar. Sin duda, lo que hará al mundo superar esta crisis es la unión, la solidaridad entre países y la resiliencia. Al final, todos tenemos el mismo destino. Lo que está claro es que “el color de piel no nos hace diferentes. Todos tenemos las orejas, la nariz y la boca en el mismo sitio”.