El futuro de las obras de la Sagrada Familia saca a sus vecinos a la calle

Alrededor  de 3.000 personas y 300 negocios en el barrio de la Sagrada Familia de Barcelona pueden verse afectados por las construcciones del emblemático templo de la Ciudad Condal. El Ayuntamiento ha llegado a un acuerdo con la Sagrada Familia para modificar el Plan General Metropolitano y el Plan Especial Urbanístico de la zona con el fin de permitir que el templo termine sus obras en el año 2026. La Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia protesta ante este acuerdo, puesto que ven peligrar sus hogares. La obra de Antoni Gaudí necesita construir una escalinata que ocuparía dos manzanas en las que, en la actualidad, se encuentran bloques de viviendas. Por este motivo, los vecinos de los alrededores de este templo -que es visitado por miles de personas al día-  salen a la calle todos los sábados a mediodía para defender sus casas y protestar contra la gestión del Ayuntamiento durante todos estos años.

Entrando más a fondo en el conflicto, este surge por las obras de ampliación de la Sagrada Familia. La Junta Constructora de la misma alega que aún quedan muchas piezas de la obra por construir, entre ellas, la escalinata de la fachada de la Gloria. Este último era uno de los añadidos que, supuestamente, Gaudí diseñó en sus bocetos del templo para que fuera construido en un futuro. Los vecinos alegan que esa escalinata no estaba prevista por el diseñador, y que se trata de una estrategia de la Junta Constructora del templo para aprovecharse del espacio público a costa de sus viviendas. Para hacer la escalinata de la discordia, se debería derribar dos grandes manzanas de bloques situadas entre las calles aledañas de Mallorca y Aragón. Mediante el acuerdo alcanzado recientemente entre el Ayuntamiento, encabezado por su alcaldesa, Ada Colau, y el templo de la Sagrada Familia, se permite la modificación del Plan Urbanístico Integral de la zona para añadir un voladizo sobre cuatro columnas ya construidas.

 

La escalinata

Esto es algo que los vecinos ven como un inicio encubierto de la construcción de la escalinata de la fachada de la Gloria. Según la Asociación de Vecinos de la Sagrada Familia, este acuerdo representa “una maniobra para ir construyendo ‘a trocitos’ la escalinata sin que nosotros nos enteremos, hasta que ya sea demasiado tarde”, afirman en un comunicado. Carmen es vecina de la calle Mallorca, una de las vías afectadas. Lamenta que no quieran sentarse a dialogar con ellos: “ni el Ayuntamiento ni el templo han querido sentarse con nosotros a hablar. Así llevamos desde el año 1975”. Por su parte, Antonio, que tiene una mercería en la zona, encabeza la protesta con un megáfono. Lleva quince años luchando por su negocio y no se ha perdido ninguna manifestación: “nos toman el pelo. Creen que vamos a renunciar a nuestros negocios y hogares así porque sí. Vamos a luchar por lo que es nuestro”. Isabel cuida de su madre en la casa familiar, ubicada en la calle Aragón. Afirma que el cáncer que padece su progenitora le impide venir a estas reivindicaciones: “nos quedaremos en la calle sin tener ningún sitio dónde poder ir. Es lamentable tener que estar sufriendo las consecuencias de un conflicto que durante años no se ha sabido gestionar”, lamenta.

Elaboración propia a partir de Google Earth
Elaboración propia a partir de Google Earth

Turistificación

Desde hace muchos años, este es un conflicto que conlleva un quebradero de cabeza para el consistorio barcelonés. Se ha intentado hacer todo para contentar a una y otra parte. En 2016 se prohibió la entrada de autobuses a la zona, con el fin de no colapsar las calles aledañas al templo y no molestar a los vecinos con ruidos. También, se peatonalizó la calle de la Marina para evitar la dispersión de los miles de turistas que concurren la zona a diario, y se obligó al templo a concentrar las colas de espera dentro de su propio recinto, y no en la calle. Estas medidas no son suficientes para los vecinos: “por un lado tenemos la falsa escalinata que nos quieren imponer a costa de nuestras viviendas”, afirma Antonio, “y por otro, los miles de turistas que pasan por aquí. Es difícil convivir en un barrio que reúne a tantísimas personas, muchos de ellos no son respetuosos y se hace muy complicada la convivencia”. La batalla contra la turistificación de la zona es otra más que encabezan los vecinos, el Ayuntamiento les da la razón.

En palabras de la alcaldesa Colau, la ciudad “tiene un problema de turistificación que afecta al bienestar de los vecinos”. Desde su llegada a la alcaldía en junio de 2015, su equipo ha intentado implementar diversas medidas para poder reducir los efectos negativos de la turistificación. Entre varias medidas, destaca la eliminación de casi 3.000 viviendas turísticas ilegales, con la correspondiente imposición de sanciones a sus propietarios. Pese a todo ello, desde el Ayuntamiento de Barcelona alegan que “aún queda mucho por hacer”.

La oposición lamenta que el acuerdo alcanzado con el templo no aborde la cuestión de la escalinata. El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) lamenta que no se haya aprovechado esta ocasión para resolver “las reivindicaciones de los vecinos y vecinas afectados”, según afirmó el concejal del partido Daniel Mòdol. Según los socialistas, el acuerdo aplaza innecesariamente la solución de los vecinos de la zona en cuanto a la futura construcción de la escalinata.  Por su parte, el PP del Ayuntamiento de Barcelona, encabezado por Alberto Fernández-Díaz, lamenta la “opacidad” con la que el gobierno de Colau está llevando todo el proceso de diálogo con la Junta Constructora de la Sagrada Familia. El PDeCAT lamentó la falta de ambición del acuerdo, ya que según los nacionalistas “se queda corto”.

Hasta las elecciones de mayo, los vecinos del templo seguirán protestando y defendiendo sus hogares en manifestaciones como la celebrada el pasado sábado. Piden que el próximo equipo de gobierno alcance un acuerdo con la Junta Constructora del templo para detenerle en su empeño de seguir ampliando la obra. El riesgo de perder sus hogares y negocios les lleva a no cesar en sus reivindicaciones. No hay duda de que esta es la cara B de un monumento que atrae a millones de turistas al año a Barcelona.

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