El domingo en que volvimos a vernos las caras

Jordi Sarrión. Valencia

Nueve y media de la mañana del domingo 29 de marzo. Cuesta seguir una rutina cuando no puedes salir de tu casa en todo el día a causa del confinamiento por el COVID-19. Cuesta diferenciar entre los días laborables y los fines de semana. Anoche cambiaron la hora y hoy todos los españoles hemos dormido una hora menos. Me lavo los dientes y entro —entre bostezos— en la ducha mientras suena la nueva versión de Resistiré que grupos como Efecto Pasillo, Rozalén o Melendi, entre otros, han sacado. Esta canción que publicó el Dúo Dinámico en 1988 se ha convertido en uno de los himnos más coreados en los balcones de toda España durante los 17 días de confinamiento que llevamos ya.

Para no olvidar que es fin de semana, mis padres y yo preparamos un desayuno especial: exprimimos zumo con naranjas que recogimos en el campo antes del confinamiento, tostadas con mantequilla y mermelada y café con leche. Comienza a llover y nos tenemos que resguardar en casa. Es imposible ya estar en la terraza. Es en este momento cuando nos damos cuenta de la suerte que tenemos de vivir en una casa, con espacio y una terraza donde poder salir para oxigenarnos. Tras el desayuno, cada uno de nosotros trabaja un poco. Ocupamos los tres ordenadores de la casa, y el WiFi comienza a funcionar lento. Mi madre comenta: “Al menos nosotros tenemos ordenadores para poder trabajar. Algunos no tienen casa donde resguardarse”. Silencio sepulcral. En mi fuero interno pienso cómo ese mundo activo y frenético que conocíamos se ha desvanecido.

Infografía que describe cómo se ha frenado el uso del transporte público en España después de que se declarase el confinamiento
Descenso de la actividad en el transporte público después del confinamiento / Elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Transporte.

Tras la comida, decidimos ver una película que nos evada de lo que acaece fuera durante, al menos, una hora y media. Difícil escoger una que nos guste a los tres. Uno de los dramas más repetidos en estos tiempos. Al final, decidimos poner una comedia de los Monty Phyton: El sentido de la vida. Y es que nada mejor que estos tiempos de encierro para valorar aquello que verdaderamente nos importa y dejar atrás todas aquellas cosas superficiales que nos complican la vida. La disfrutamos y reímos como llevábamos semanas sin hacer. Acaba la película y tomamos consciencia de nuevo con un anuncio en televisión: España todavía no ha llegado al pico de la famosa curva. Fuera de nuestras cuatro paredes, para miles de personas no es domingo: es un día más de trabajo arduo para luchar contra el COVID-19.

La regulación del trabajo durante el COVID-19
Lista de puestos de trabajo que deben seguir desempeñándose / Elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Empleo.

Por fin llega el ansiado momento. Son las ocho de la tarde y, como cada día, salimos afuera a aplaudir a quienes se están dejando la piel para que esta catástrofe tenga las menores consecuencias posibles —aunque, pensándolo bien, también podríamos salir para exigir una mayor inversión en Sanidad que permitiera a nuestros profesionales trabajar en condiciones más propicias—. Salimos, también, para sentir el reconfortante calor de nuestros vecinos. Hoy, a diferencia de los 16 días anteriores —y gracias al cambio de hora— nos vemos las caras después de mucho tiempo. Pese al mal tiempo hay luz. Hay un ambiente generalizado de emoción: nunca habíamos compartido tantas cosas entre nosotros. Habíamos convivido durante toda una vida y siquiera nos conocíamos bien

Unos vecinos han puesto un altavoz en su balcón. Otros han puesto unos focos de colores. El resto sacan sus móviles y encienden las linternas. Tras el aplauso, viene otro momento esperado. Cantamos unidos una canción, como cada día, celebrando que otro día más hemos pasado la prueba más difícil: la vida. Además, felicitamos su cumpleaños a uno de los vecinos. Cantamos mal, pero eso es lo menos importante. Hoy, por primera vez en muchos días tenemos la imagen de nuestros vecinos en la cabeza y en las plegarias y en las oraciones de quienes se aferran a la fe en estos tiempos (y rezan, cada uno a su manera y a la divinidad o ente al que tenga fe). Cae la noche, los perros ladran y, tras otra película de Jennifer Aniston toca dormir. Eso sí, primero hay que tacharlo en el calendario: otro día más de cuarentena superado.

 

La cuarentena ha alterado entre otras, la rutina de miles de estudiantes a lo largo del país. Todos coinciden en que mantener la mente ocupada con diferentes actividades a lo largo del día, es indispensable para sobrellevar estas jornadas que pueden parecer de lo más monótonas. 

Podcast: diario de una cuarentena

En el programa de hoy hablamos sobre cómo hacer deporte en casa, aprovechar el tiempo en familia y lidiar con el teletrabajo.

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