Doctor Eduardo De la Sota: “Nos espera una fase postraumática muy duradera”

El largo encierro, la amenaza del contagio o la pérdida masiva de empleo son algunas de las preocupaciones más extendidas entre la población.

Eduardo De la Sota Guimón es un reconocido psiquiatra vasco. La pandemia del coronavirus ha marcado un antes y un después en su trabajo. Aunque recibe más clientes que nunca, confiesa que la crisis psicológica derivada de la pandemia le preocupa mucho. Hablamos con el Doctor De la Sota para analizar los efectos que la pandemia ha generado en la salud mental española.

 

Pregunta: Los expertos vaticinan una nueva crisis, la psicológica. Tras meses de encierro, restricciones y malas noticias, la fatiga mental está cada vez más extendida en nuestra sociedad.  ¿Cómo ha vivido usted esta situación?

Respuesta: La pandemia ha sido muy larga y ha experimentado distintas fases. En un inicio, apenas recibía llamadas y mis pacientes no daban señales de vida. Todos estábamos en shock, asimilando lo sucedido. A medida que ha pasado el tiempo, cada vez he recibido más solicitudes y el trabajo se ha ido acumulando. Sobre todo, atendía consultas telemáticas. 

En el futuro, nos espera una fase postraumática muy duradera para la que todavía no estamos preparados.

 

P: ¿Cuáles han sido las enfermedades mentales más frecuentes?

R: La depresión y la ansiedad, sin duda. Por muchos motivos. Las personas con algún familiar ingresado en la UCI, personas mayores que viven solas o personal médico que trabaja en primera línea… Además, a todo esto, se le suma una futura crisis económica que nos obligará a todos a apretarnos el cinturón y puede ocasionar muchas pérdidas de empleo.

Varias cajas de medicamentos

Licencia CC by-nc-sa3.0br, autor Guilherme Santos

P: Al inicio de la crisis del coronavirus se pensaba que algunos fármacos podrían acabar con el virus. Como psiquiatra, usted puede recetar medicamentos, ¿cuáles son los más demandados?

R: Sobre todo, ansiolíticos, benzodiazepinas y otros calmantes. Se ha duplicado el consumo de estos medicamentos desde que se decretó el Estado de Alarma. No aconsejamos consumir nada si no es estrictamente necesario y no ha sido recetado. 

 

P: ¿Quiénes han sido los grupos más vulnerables?

R: He recibido pacientes de todo tipo. Viejos pacientes con patología previas y nuevos enfermos que han despertado sus problemas durante el confinamiento. En el campo de las enfermedades mentales hay mucha más presencia femenina. En parte porque las mujeres lo exteriorizan más que los hombres.

 

Los jóvenes de 18 a 25 años presentan un alto grado de vulnerabilidad

P: Los más jóvenes han visto que su vida cambiaba por completo, de jugar en el cole con otros compañeros a encerrarse en casa a la mañana siguiente. ¿Cómo se puede educar a la primera generación moderna que vive con una crisis de estas características?

R: A menudo creemos que los niños son los más vulnerables y tendemos a protegerlos. No es malo. Pero tenemos que recordar que a veces son mucho más flexibles y comprensivos que nosotros y que se acostumbran rápido a los cambios (clases a distancia, paseos más cortos, jugar con los papás). Los jóvenes de 18 a 25 años presentan un grado de vulnerabilidad mucho más alto

 

P: ¿Adolescentes?

R:, han acudido muchos jóvenes a la consulta. La mayoría de los casos están relacionados con las drogas y el alcohol y suelen presentar cuadros de ansiedad, depresión y estrés.

Una mujer con mascarilla mira por la ventana durante el confinamiento domiciliario provocado por la pandemia global de Coronavirus
Licencia (CC BY 2.0). Autor Eneas de Troya. Recuperado de Flickr

P: ¿Hay cura para acabar con todo esto? En Japón han creado un Ministerio de Soledad para frenar el aumento de suicidios propiciados por el coronavirus. Si usted fuese ministro de Sanidad, ¿qué soluciones propondría?

R: Sí, ministro… (ríe). Es muy complicado, porque todavía no se han podido analizar bien las consecuencias que ha dejado esta pandemia. Ni siquiera hemos salido de ella. No sabemos con exactitud cuántos muertos ha dejado este virus y tampoco cuántos enfermos. Pero lo más importante es vacunar, vacunar, vacunar y vacunar. Solo así podremos calmar las aguas y empezar cuanto antes a resolver todos los problemas que ha dejado esta crisis.

 

P: Hay mucha gente que desconfía de las vacunas… ¿Qué les diría?

R: Pues que a casi todos nos han vacunado de niños. El Gobierno tendría que dar más información a la población para concienciar a la gente de lo importante que es vacunarse. Si la vacuna no es obligatoria, y si un sector amplio de la población decide no administrarse su dosis, nunca acabaremos con esto. Imagínese que el año que viene el 70% de la población está vacunada y un 30% no

 

P: Y por último, no podemos pasar por alto que hace muy pocos días España se convirtió en el séptimo país del mundo en legalizar la eutanasia. Usted trabaja para salvar a sus pacientes, ¿estaría a favor de quitarles la vida?

R: Bueno, en la medicina, como en la sociedad, hay opiniones de todo tipo. Habrá gente de izquierdas más favorable con la nueva legislación y otros conservadores en contra. Por lo que tengo entendido la ley es muy garantista y no obliga a ningún doctor a aplicarla en contra de su voluntad. Pronto incluso podrá aplicarse en casa a través de pastillasLo cierto es que en los hospitales ya se imparte esta práctica desde hace tiempo. Cuando un enfermo es incurable y sufre mucho dolor, en muchas ocasiones, se le proporciona dosis altas de morfina u otros sedantes, a pesar de saber que en sus circunstancias podría conllevar la muerte. Por supuesto, cuenta con el respaldo de la familia.

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