El Partido Popular vive una gran crisis que lo ha llevado a convocar un Congreso Extraordinario, además de producirse la dimisión de algunos miembros de sus filas principales.
La crisis del PP comienza mucho antes de febrero de 2022. Todo se remonta a marzo de 2020, el inicio de la pandemia. Ayuso contrató a dedo a una empresa con la que su hermano tenía relación para la compra de mascarillas, recibiendo este una mordida. Parecía que nadie se había percatado y que no tendría repercusión. Sin embargo, no fue así.
En septiembre de 2021 el PP recibió información sobre estas comisiones y pidió explicaciones a Ayuso, pero ella se negó a darlas. Hecho que provocó que se buscaran detectives para descubrir lo ocurrido. Pese a las semanas de tensiones entre Ayuso y Casado, que duraron hasta finales del pasado año, ambos decidieron pactar una tregua para que esta crisis no afectara a las elecciones de Castilla y León.
Todo estalló cuando llegaron los resultados castellanoleonenses, que además no fueron los que se esperaba el partido y los precipitó a un acuerdo de gobierno con la extrema derecha. El día clave fue el 16 de febrero, cuando varios medios publicaron el presunto espionaje a Ayuso, coordinado por la mano derecha de Almeida: Carromero, primera víctima política del suceso, tan solo 24 horas después.
Ayuso, se defendió ese mismo día 17 ante la Asamblea de Madrid, justificando que es una campaña de desprestigio contra ella. Además, compareció ante los medios para cargar contra la dirección del partido, aunque afirmó que su hermano si tuvo relaciones comerciales con la empresa. Ese mismo día se convocaron manifestaciones en Génova por parte de los militantes. Habían tomado partido por Ayuso y pedían la dimisión de Casado.
Las comparecencias en los medios continuaron. Egea convocó una entrevista para anunciar la apertura de un expediente informativo a Ayuso. Casado, por su parte, concedió una entrevista a Herrera dónde dudó de la ética de la presidenta. La polémica fue tal que Ayuso entró en el programa para contestar a su presidente para decirle firmemente que trataran de demostrar si sus consejeros o ella habían hecho cualquier cosa para beneficiar a su familia.
Resolver el conflicto
El día 18 Ayuso reconoció las mordidas de su hermano a través de un comunicado y se reunió con Casado para resolver el conflicto; mientras, se publicaba una nueva adjudicación a dedo de Ayuso a un socio de su familia. En este clima de crispación Génova decidió cerrar el expediente de la presidenta por presión de los barones, pero Casado se niega a cesar a Egea.
Dos días más tarde decide convocar al comité de dirección para gestionar la crisis mientras sigue perdiendo apoyo de los principales dirigentes, que le instan a la convocación de un congreso extraordinario. La crisis aumenta y se cobra dos víctimas más: Almeida y Egea dimiten de sus puestos.
Un día más tarde Casado interviene en el Congreso a modo de despedida, ya que tiene claro que esa será la última vez. Efectivamente, en la reunión de ese día 23 se convocó el congreso extraordinario y Casado se comprometió a no presentarse. Asimismo, se designó a Gamarra y a Pons como coordinadora general del partido y presidente del Comité Organizador del Congreso, respectivamente. Actualmente la crisis del PP está en un momento de calma tensa a la espera del congreso extraordinario del próximo 2 de abril. A fecha de hoy solo Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, ha anunciado su candidatura para ser el próximo presidente del PP nacional