Más de un año después de la llegada de la pandemia, el estado de alarma finaliza el 9 de mayo. A pesar de ello, algunas restricciones seguirán vigentes.
El estado de alarma fue declarado el 14 de marzo de 2020. Fue el tiempo de la España de los balcones y de la esperanza que, en los tiempos más duros de la pandemia, era lo único que mantenía en pie a un colectivo de sanitarios fatigados y al borde del colapso físico y emocional. Después de ser prorrogado en seis ocasiones, acabó el 20 de junio de 2020. Cuatro meses después, el 25 de octubre se decretaría el segundo estado de alarma.
Pasado más de un año desde el cambio en el día a día de los españoles, el marco legal que hasta hoy rige esta forma de vida está a punto de terminar. Desde el punto de vista teórico, el 9 de mayo de 2021 desaparecerán todas las restricciones puestas hasta la fecha. Sin embargo, desde el marco jurídico se podrán aprobar decretos de ley que prorrogarían algunas de estas medidas si las comunidades autónomas así lo desean.
Cambio del estilo de vida
Estos meses de pandemia han sido muy duros en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana. Se han sufrido despidos masivos, ERTE, cierres totales y parciales de miles de comercios y PYMES y una crisis sanitaria nunca vista hasta la fecha. Además, este virus ha dejado una gran cantidad de fallecidos, más de 77.000 hasta el momento, según el recuento oficial.
Aquel 15 de marzo de 2020, los españoles perdieron gran parte de sus derechos fundamentales. Este estado de alarma afectó tanto física como psicológicamente a todas y cada una de las personas recluidas en sus casas. Se vivieron semanas en las que no se podía salir a dar un paseo o hacer ejercicio, además de un estrés acumulado por saber cuándo se podría ver a los seres queridos o a aquellos afectados por el virus.
Factores de vulnerabilidad
Este estado de alarma también supuso una nueva forma de relacionarse. Un ejemplo claro fue el acuerdo por parte de la población para salir a sus balcones a las 20:00h para aplaudir homenajeando a todos los médicos y trabajadores implicados o simplemente charlar con el fin de amenizar sus días. Para otros grupos de personas estos cambios fueron aun más drásticos. La situación de los ancianos en las residencias fue de los peores momentos de este periodo. Muchos de los cuidadores se contagiaron y los residentes se vieron mucho menos atendidos. Además, el no poder ver a sus familiares durante meses y apenas poder mantenerse en contacto con ellos hizo mucho más dura esa espera.
El ámbito psicológico fue desatendido por completo, derivando en consecuencias que pueden mantenerse por largos periodos de tiempo. Desde el inicio de la pandemia, además de disparase los casos de enfermedades mentales como ansiedad o depresión, se han agravado aquellos enfermos que ya estaban diagnosticados. España es uno de los países de la Unión Europea que más ansiolíticos consume. Cabe destacar que solo hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, menos de la mitad de la media europea. Por ello, es de vital importancia que las comunidades autónomas inviertan en este tipo de sector tan descuidado y a la vez tan importante para la sociedad.
Consecuencias y reacción ciudadana
Lo cierto es que no se sabe con total certeza cómo va a reaccionar la gente cuando se dé por finalizado el Estado de Alarma. Con la llegada del buen tiempo y la disminución de las restricciones, los ciudadanos comienzan a salir a la calle en busca de terrazas y aire libre. Esto es algo que beneficia a la hostelería y restauración, un sector que se ha visto muy afectado por la pandemia. Por otra parte, al no estar vacunada la mayoría de la población estas salidas pueden provocar un repunte de casos que provoque un nuevo confinamiento o medidas más restrictivas. A pesar de significar un paso favorable al sector turístico y de ocio, los empresarios esperan al 9 de mayo con mucha incertidumbre. Fabio es el dueño de un hostal situado en el centro de Madrid que ha conseguido subsistir a esta gran crisis económica. Cuenta cómo ha afectado la pandemia a su negocio y su perspectiva de los meses venideros.
Planes de contingencia CC. AA.
Las limitaciones por el estado de alarma son impuestas por el Gobierno central y deben respetarse en todo el país. Sin embargo, cada comunidad autónoma tiene la libertad de modificar o añadir restricciones para sus habitantes. Pueden ser más o menos severas dependiendo de varios factores, como por ejemplo la densidad de población, la cantidad de casos acumulados o el correcto cumplimiento de las medidas de seguridad.
No obstante, con el fin del estado de alarma, medidas como el toque de queda, limitaciones de aforo o cierres perimetrales dejarán de ser válidas. Pero por la Ley Orgánica de Medidas Especiales en Materia de Salud Pública de 1986 se permite que las comunidades autónomas decreten medidas restrictivas en situaciones graves siempre y cuando un tribunal así lo permita.
Además, cada autonomía tiene potestad en algunos aspectos de la vacunación, como el ritmo o lugares en los que se administran los viales. Esto ha derivado en diferencias en el porcentaje de vacunados entre comunidades, estando entre las más retrasadas Ceuta (6%), Madrid (6,95%) o Melilla (5,75%) frente a otras como Asturias (12,53%) o Castilla y León (11,58%).
En definitiva, a estas alturas aún se desconoce lo que ocurrirá el próximo 9 de mayo. Tanto los ciudadanos como los organismos políticos se cuestionan lo que podrá suceder de aquí a unas semanas, a pesar de la incertidumbre se seguirán desarrollando los distintos planes de movilidad, contingencia y vacunación de cara al fin del estado de alarma. Desde las instituciones se insta a los ciudadanos a que continúen viviendo su día a día con la misma precaución que hasta ahora, debido a que el fin del estado de alarma no supondrá el fin de la pandemia.