Desde campañas para fabricar equipos de protección para sanitarios hasta grupos de voluntarios que hacen la compra a las personas mayores para evitar que se expongan. El confinamiento y el estado de alarma han hecho que surjan en todo el país numerosas iniciativas solidarias, como la Red Solidaria de Vicálvaro. En este distrito madrileño, los estudiantes ofrecen su ayuda a quienes más lo necesitan para intentar que todo el mundo pueda sobrellevar lo mejor posible la inédita situación que el coronavirus está provocando en España. Una de sus participantes, Sofía Álvarez, explica cómo ha sido el proceso de creación de la iniciativa.
“Vecinos/as, si a vuestros hijos les han cancelado las clases y no tenéis con quién dejarlos, pueden quedarse conmigo”. Así reza el cartel que Sofía, una estudiante cuyas clases también se han cancelado, ha colgado en el ascensor de su bloque de pisos ante la cancelación de las clases en las mayores zonas de riesgo de España, debido a la expansión del coronavirus. Lo que ella desconoce es que ese cartel será el primero de muchos. Así, con un gesto aislado, comienza a tejerse la Red Solidaria de Vicálvaro ante la crisis del Covid-19 la noche del 9 de marzo.
Sofía Álvarez sobre cómo nació la Red Solidaria de Vicálvaro
Cuando la iniciativa llega a Twitter, a través de un mensaje que publica la propia estudiante pidiendo colaboración, la difusión se dispara. A la mañana siguiente, hay muchos más carteles que cuelgan de buzones, ascensores y portales en las viviendas en Vicálvaro. Jóvenes y estudiantes se ponen en contacto y comienzan a coordinar el que será el grupo de acción durante la cuarentena. A lo largo del martes 10 de marzo se crea una red con más de diez personas dispuestas a encargarse de los niños que no tienen con quién quedarse en casa. Ese mismo día, el grupo recibe una llamada: se llama Herminia, y tiene un hijo de 10 años que, por motivos laborales, no puede cuidar durante el día. Es el primer encargo de la red.
Sofía Álvarez sobre el funcionamiento de la red
El foco pronto se desplaza de los niños cuyas clases han sido canceladas a la población de riesgo: las personas ancianas. La red solidaria continúa aumentando en número de colaboradores, y ahora se plantea diversificar su oferta: no sólo se ofrecerá para cuidar niños, sino que también aceptará pedidos para realizar la compra a este sector en riesgo de la población y repartir encargos de diversas farmacias, así como pasear perros. Ya que el contacto con este sector, más ajeno a las redes sociales, parece lo más complicado, el grupo cuelga carteles, fabricados a mano ante el cierre de las imprentas, por los diversos comercios locales del barrio.
Sofía Álvarez sobre los servicios prestados por la red
El sábado 14 de marzo se decreta oficialmente el estado de alarma, pero la Red Solidaria ya está en pleno funcionamiento. Ahora el grupo cuenta con más de 70 colaboradores del barrio y está en contacto permanente con Servicios Sociales y asociaciones vecinales. Comienzan a recibir los primeros pedidos. Desde peticiones de compra hasta llamadas que sólo buscan compañía, hablar con personas jóvenes para pasar el tiempo. A raíz de la comunicación oficial del gobierno este tipo de iniciativas se propagan rápidamente no sólo en la capital madrileña, sino a lo largo de todo el país.
Sofía Álvarez sobre la expansión de las redes de solidaridad en España
Finalmente, el lunes 16 de marzo la red recibe una llamada especialmente difícil. Se trata de una vecina que sólo cuenta con 20€ para pasar la cuarentena. La han despedido y no puede ir a trabajar, así que les pide una compra lo más amplia posible dentro de su presupuesto. El grupo decide asumir los gastos totales, y realiza una compra altruista. Cuando dos de sus miembros depositan las bolsas en el portal de Rosa, ella saluda con efusividad y responde “cuando salga al balcón hoy, aplaudiré por vosotros”. Pese a las dificultades, la red comienza a funcionar. “Lo mínimo que podemos hacer es ayudar al barrio en que vivimos”, responden los voluntarios.
