El gallego será el nuevo presidente del Partido Popular en el próximo congreso del 1 de abril
Pablo Casado dimitió como presidente del Partido Popular el pasado 1 de marzo. Las principales causas se remontan al 16 de febrero, cuando varios medios de comunicación difunden el rumor de un presunto espionaje de la formación azul contra el hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La polémica advierte de la posible existencia de una comisión relacionada con la venta de mascarillas para el COVID 19.
Es en este momento cuanto entra en escena la figura de Alberto Núñez Feijóo. Al igual que el resto de barones del partido, el gallego se pronunció sobre el caso de las mascarillas y pidió abiertamente a Casado “actuar para no tener que llegar a un congreso que resuelva la crisis”.
La atención de los votantes viró entonces hacia el orensano. Presidente de la Junta de Galicia desde el año 2006, Feijóo siempre se mantuvo al margen de las tramas de corrupción que han afectado al partido de las gaviotas. Además, para la mayoría de los simpatizantes del Partido Popular, encarna la representación del centro derecha con la que originalmente se identifica la formación.
Todo el mundo estaba esperando las palabras del protagonista que confirmaran lo que sus compañeros le estaban demandando. Él debía ser el indicado para volver a unir al partido después de tantas diferencias y los afiliados y barones apoyarían su candidatura si él lo confirmaba.
Y así lo hizo, en Santiago de Compostela, donde ha estado tantos años gobernando con mayoría absoluta. Delante de los compañeros que le han acompañado durante este tiempo, Alberto Núñez Feijóo anunciaba el día 2 de marzo la tan esperada noticia.
En esa comparecencia también dejó claro cuál iba a ser la nueva línea que iba a guiar al Partido Popular, diferenciándose así de la estrategia seguida durante los últimos cuatro años: “No vengo aquí a insultar a Pedro Sánchez, vengo a ganar a Pedro Sánchez”.
Tras hacerlo oficial, Alberto Núñez Feijóo comenzó una gira por toda la Península buscando avales para certificar definitivamente su candidatura a la presidencia.
Tal era y es la unanimidad respecto a su figura que el 21 de marzo, solo apenas un mes después del estallido de la controversia, Feijóo obtiene el 99,63% del apoyo en las bases. Una votación que, si bien fue exigida por él mismo, resultaba un tanto absurda puesto que la única candidata que se había postulado contra él, no logró obtener el mínimo de apoyos suficientes.
Desde ese momento, el todavía presidente de la Xunta comenzaría a ser el blanco de todas las críticas del gobierno, que recriminó duramente la decisión de Alfonso Fernández Mañueco de incluir a VOX en el ejecutivo de Castilla y León. Además, también se ha visto envuelto en la polémica surgida respecto a si el Partido Popular acepta o no ciertos postulados de VOX respecto a la violencia machista.
A pesar de todo, su forma de proceder sigilosa y su insistencia en permanecer aislado de las grandes decisiones del PP le han consolidado como un candidato fiable y constante para la presidencia. Cuatro mayorías absolutas han demostrado con creces la confianza que los votantes siempre han depositado en él.
Así, Alberto Núñez Feijóo se erige como el sustituto idóneo de Casado por sus promesas de moderación, su presencia al margen de los escándalos de corrupción y su concepción autonomista y regionalista de la política nacional. El futuro del partido está ahora en sus manos.