Avigan, la esperanza italiana para frenar la crisis del coronavirus

Italia es actualmente el segundo país del mundo con un mayor número de afectados por coronavirus, solo superado por China. El pasado 21 de febrero se contabilizó la primera muerte por COVID-19 en suelo italiano, además de 16 contagiados, todos ellos en las regiones del Véneto y Lombardía. A partir de entonces, el gobierno italiano ha implementado una gran cantidad de medidas con el objetivo de frenar el avance del virus por su país.

Primeras cancelaciones

Los casos empezaron a crecer de manera exponencial y tan solo dos días después se cancelaron los carnavales de Venecia, los eventos deportivos y las clases de las regiones más afectadas. Se decretó también el aislamiento de 60.000 personas de once municipios del norte de Italia, todos ellos pertenecientes a zonas con alto riesgo de contagio. Pese a estas medidas, en apenas una semana se superaban los 2.000 infectados y las 80 muertes.

 

Infografía sobre la evolución de positivos, fallecidos y curados por coronavirus en Italia. Manuel Calvente.

El virus fue propagándose de norte a sur y de este a oeste hasta que, el día 4 de marzo, se anunció el cierre de centros educativos en todo el país, mientras que se prorrogaba el aislamiento de la llamada zona roja. El día 11 se cerraron todos los negocios que no se consideraban esenciales y, varios días después, Italia recibió material médico e infraestructuras procedentes de China y Estado Unidos para combatir la pandemia.

Favipiravir, la nueva solución

El fármaco fue empleado en Wuhan, ciudad china en la que aparecieron los primeros casos de COVID-19, con efectos muy positivos sobre los contagiados. Los pacientes que fueron sometidos a este tratamiento dieron negativo en un tiempo más reducido que el resto, tan solo en cuatro días frente a los once de media. Sus síntomas de neumonía se redujeron significativamente y se recuperaron de la fiebre en apenas dos días y medio, frente a los más de cuatro que tarda en desaparecer si el paciente no sigue el tratamiento. De la muestra inicial de 340 infectados sobre los que se probó la eficacia del fármaco, el 91% mostró esta clara mejoría de la que hablamos. 

Pese a que no hay datos clínicos suficientes acerca de la efectividad del medicamento ni se sabe con certeza qué efectos secundarios puede provocar, el gobierno italiano ha decidido lanzarse al vacío y confiar en que tenga el mismo resultado que tuvo sobre los pacientes de Wuhan. Para calmar las aguas, un funcionario del ministerio chino de Ciencias y Tecnologías ha declarado que “tiene un alto grado de seguridad y eficacia”. A estas palabras se encomienda el pueblo italiano para que el desastre no tenga mayores dimensiones.


 

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