Vicus Albus, la Asociación de Investigación Histórica de Vicálvaro, lleva 39 años intentando mantener viva la identidad histórica del actual barrio madrileño. Su labor incluye la publicación de libros y guías, la creación de exposiciones y la impartición de charlas, entre otras.
Fue en 1982 y a raíz de un Trabajo de Fin de Grado sobre el urbanismo de Vicálvaro cuando cuatro amigos comenzaron a recoger información sobre este barrio madrileño. Terminaron creando un equipo de investigación que, ya en 1986, pasaría a convertirse en la actual Asociación de Investigación Histórica de Vicálvaro. Desde entonces, han reunido documentos y objetos de los que ya poseen unas 65 mil fotografías.
Empezaron reuniéndose en la plaza del pueblo, mientras realizaban las primeras exposiciones y publicaban el primer libro. No fue hasta 1990 cuando consiguieron la sede actual, un museo pequeño y repleto de los objetos que los vicalvareños han ido donando a la asociación. “No sé como ninguno de los políticos que nos ha visitado se ha planteado crear un edificio en condiciones para esto”, critica Valentín González Gálvez, miembro fundador y presidente de la asociación desde 1986.
En los 39 años de vida de Vicus Albus, Vicálvaro ha sufrido numerosos cambios: ha pasado de ser un barrio de Moratalaz a, en 1988, convertirse en un distrito de Madrid; también ha sido testigo de la llegada de la universidad y del metro. Pero mucho antes de todo eso, Vicálvaro fue un municipio. “1951 es la fecha nefasta para la historia de Vicálvaro, es una fecha de luto”, señala Valentín. En 1946, Franco aprueba el Plan General de Ordenación de Madrid en el que la ciudad anexionaría 13 pueblos situados en el extrarradio. Pero es en el 51 cuando, finalmente, Vicálvaro pasa a convertirse en un barrio de Madrid. Valentín reconoce que, cada vez que un político visita la asociación, él les cuenta de viva voz que “es una pena haber pasado a pertenecer a Madrid”.
De hecho, es este episodio el que marca un antes y un después en la historia de Vicálvaro, a la vez que sirve como razón de ser para la creación de Vicus Albus. “El 20 de octubre de 1951 fue nuestra perdición, perdimos identidad histórica”. Para Valentín, a partir de entonces se perdieron tradiciones, como las fiestas. Esto, unido al hecho de pertenecer a esa gran urbe que es Madrid, también provocó que se diluyese la identidad de Vicálvaro.
Pero todavía quedan vicalvareños de sentimiento, como Valentín, que siguen diferenciando Vicálvaro de Madrid: “saliendo de aquí vamos a Madrid; no vamos al centro, no, eso lo dicen otros, pero yo voy a Madrid siempre”. Aunque reconoce que estas pequeñas cosas también se irán perdiendo, ya que los jóvenes que han nacido en Vicálvaro solo lo han conocido como barrio, por lo que esto “les da exactamente igual”.
Pero no es solo una cuestión de identidad, sino también de servicios. “Yo creo que Vicálvaro hubiese estado mucho mejor como pueblo”, dice Valentín comparando el distrito con municipios como Móstoles o Getafe, que “cuentan con muchos más servicios municipales”. Aunque tiene un campus universitario, Valentín cree que esto no ha supuesto nada económicamente para Vicálvaro, únicamente ha sido el motivo para la llegada del metro. “Más allá de un bar que se llena, no creo que suponga gran cosa”, porque cuando los estudiantes terminan la carrera, regresan de vuelta a su casa y no se quedan en Vicálvaro, que queda relegado a ser un barrio de paso.
De cara a los próximos meses, Vicus Albus planea retomar su actividad. En abril volverán a impartir charlas y a realizar recorridos históricos por Vicálvaro; en octubre inaugurarán una exposición sobre los 500 años de vida municipal, mientras que, para el 40º aniversario de la asociación, prevén realizar una exposición sobre su historia.