El segundo país más afectado por la COVID-19, propone una alternativa para los amantes del cine y la vida nocturna
Los cines drive-in se multiplican en Brasil por ser una buena alternativa de entretenimiento seguro. Sesiones y exhibiciones de películas con el público dentro del coche pasan a ser tendencia.
“No deja de ser una buena solución para un periodo complicado que limita muchas actividades”, nos cuenta el Tania Gaucha, una de las organizadoras de esta clase de eventos. Planes así ganan impulso porque no se sabe hasta cuando el virus impedirá la vuelta a la normalidad en el país suramericano.
No se puede llamar novedad un entretenimiento tan antiguo, pero para sí que lo es para la generación actual. Para un público ya más maduro la experiencia es hasta nostálgica, pero todos coinciden en que lo más importante ahora es mantener la distancia de seguridad y hacer de este momento lo más ameno posible. Y por eso la idea ha triunfado tanto.
El proyecto de la productora Dream Factory quiere posibilitar espacios de Drive-In en ocho ciudades de Brasil a partir de junio. La empresa, por detrás del carnaval callejero de Rio de Janeiro, está acostumbrada a realizar eventos en las ciudades grandes del país. El objetivo es impedir que la cultura se quede abandonada por las dificultades del momento. Además del cine, la empresa quiere añadir presentaciones de teatro, conciertos y hasta charlas motivacionales. Así, sustituyendo las butacas por coches, podría ser una realidad cuando el ayuntamiento de cada ciudad les apruebe el proyecto.
La idea es habilitar espacios de cerca de 10 mil metros para recibir entre 150 – 200 coches por evento. El precio sería un valor fijo por coche, no por persona. Cada sesión tiene duración de aproximadamente 4 horas y costaría 100 reales, lo que equivale a más o menos a 20 euros. El gusto preferido del público suele ser la comedia ‘reír no cura el Corona, pero cura otro males’, nos cuenta Mauricio Macedo, quien acudió a una de las sesiones de cine en Sao Paulo con sus tres hijos.
El sonido de la película es transmitido por una frecuencia FM, basta con sintonizarla en la radio del vehículo o el teléfono móvil. Para quien no tiene radio en el coche, ofrecen pequeñas cajas con cascos conectados a la frecuencia indicada.
Los coches son colocados según la cantidad de tickets vendidos, los que ocupan más espacio son posicionados al fondo para no molestar la visibilidad de los que tienen coches más pequeños.
La empresa CineCar también decidió innovar: “Tenemos espacio para carpas con palomitas y foodtruck”, un servicio ofrecido directamente en la ventana del coche del cliente. Para eso, nos explica Carlos Nobrega, basta dar la luz dos veces que los empleados van hasta el coche con una bandeja con distintas opciones. Eso sí, todo bien higienizado, con mascarilla y guantes, como exigen los profesionales de la salud.