Beatriz Martín.
Actualmente, más de la mitad de la población mundial se encuentra confinada debido a la crisis del coronavirus. Este parón de la producción y el consumo ha dejado claro que el ser humano es el mayor responsable de la polución. Los niveles de contaminación han caído un 55% en España durante el estado de alarma, según datos de la Agencia Europa de Medio Ambiente. Esto, además de alegrarnos, debería hacernos reflexionar y avanzar hacia un nuevo desarrollo sostenible.
El Covid-19 apareció en los mercados de intercambio de productos animales en la ciudad china de Wuhan. Desde entonces han aparecido muchas teorías sobre su origen, pero la más factible es que el virus se produjo por zoonosis. Es decir, cuando una enfermedad infecciosa se transmite de un animal al ser humano. No es el primero vinculado con el mercado de animales exóticos, virus como el ébola o la gripe aviar también se relacionan estrechamente con este fenómeno.
Biología y salud
La aparición y esparcimiento de esta clase de virus tiene mucho que ver con el modelo socioeconómico que estamos, o estábamos, llevando. Científicos y ecologistas llevan años alertando de las consecuencias negativas que tiene el impacto humano sobre el medioambiente. La bióloga Felicia Keesing publicó en 2006 un estudio sobre el efectos que tienen las perturbaciones de ecosistemas en la aparición de nuevas enfermedades. Según sus conclusiones, avaladas hoy por científicos de todo el mundo, la naturaleza tiene un efecto protector ante patógenos e infecciones. El respeto por la biodiversidad permite amortiguar las temperaturas extremas, contrarrestar la polución y frenar el avance de muchas enfermedades. Sin embargo, esta función protectora de los ecosistemas se está perdiendo debido a la sustracción masiva de recursos y a la destrucción de los ecosistemas.
La pandemia de #COVID19 nos llama con urgencia a acelerar la acción ambiental.
La deforestación, el tráfico ilegal de especies y la producción intensiva de alimentos son algunos de los factores asociados al aumento de las enfermedades zoonóticas. https://t.co/eatXLHienI pic.twitter.com/e2pdxHsOnn
— Programa ONU Medio Ambiente (@unep_espanol) April 4, 2020
El éxito para frenar este tipo de virus, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Medio Ambiente, consiste en su prevención. La única manera de amortiguarlos es rodearnos de ecosistemas saludables, funcionales y ricos en especies. El actual sistema socioeconómico está permitiendo al primer mundo vivir de espaldas a la naturaleza de un modo insostenible. Las crecientes desigualdades sociales solo amplifican todavía más la degradación ambiental, acabando con ecosistemas enteros y promoviendo el consumo de animales salvajes que actúan como reservorios de virus.
El profesor de biología en la Universidad Rey Juan Carlos y miembro del CSIC ,Fernando Valladares, hace una bonita reflexión al respecto en su canal de Youtube (La salud de la humanidad):
“Todo lo que hacemos a la bioesfera se lo hacemos a nuestra salud, economía y sociedad. Solo restaurando el ecosistema, sin dejar ninguna especie fuera, podremos prevenir este tipo de pandemias. Según la OMS podrían aparecer más y con mayor letalidad”.
Propuestas medioambientales
A partir de los datos empíricos sobre el descenso de la contaminación, parece el momento idóneo para realizar cambios en la estructura productiva mundial. Las evidencias sobre el impacto del ser humano durante este confinamiento global han reavivado las voces sobre la emergencia climática. Diversas escisiones la Organización de ONU han presentado una iniciativa para detener la degradación medioambiental en todo el mundo. La Década de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas 2020-2030, es un plan de reconstrucción que sitúa a los gobernantes frente a los problemas emergentes.
En Europa, ministros de medio ambiente de más de 13 países, entre los que se encuentra España, Francia y Potugal –entre otros- se han movilizado para reclamar a Bruselas el cumplimiento del Pacto Verde Europeo como instrumento de recuperación económica. “No queremos que esa hoja de ruta decaiga o sea sustituida por una alternativa mucho más peligrosa para el entorno y para nuestro bienestar” señalaba la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera. Al igual que sus compañeros europeos, demandaba a la Comisión Europea un aumento de las inversiones en movilidad sostenible, energías renovables y en eficiencia energética.
Desde Ecologistas en Acción recuerdan otro de los objetivos verdes: la descarbonización de la economía. La organización se centra en el impacto nocivo del modelo de transporte actual, en los que incluye aviones y coches privados. Abogan por una nueva alternativa que pasa por la fiscalidad, inversión en infraestructura ciclista y la utilización del transporte público tanto en ciudad como en larga distancia.
Un nuevo modelo económico
La recesión parece inevitable. El foco parece estar en la recuperación económica, pero esto es una perspectiva cortoplacista que están teniendo la mayoría de gobiernos e instituciones. La directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen, pide que esta situación sea una oportunidad para construir “economía diferente, una en la que las finanzas y las acciones impulsen empleos sostenibles, el crecimiento verde y una forma distinta de vida”. Gestionar la economía con una perspectiva verde no solo ayuda al planeta, sino a prevenir crisis sanitarias, con los costes económicos que esto significa.
En este sentido, científicos del mundo de la ecología aseguran, en un estudio publicado por la revista Conservation Letters, que el crecimiento económico es incompatible con el respeto de la biodiversidad. En él, más de 22 investigadores de la materia explican que, a diferencia de lo que se creía hasta ahora, “es recomendable partir primero de objetivos de conservación y bienestar social y, a continuación, estudiar qué trayectorias económicas podrían cumplirlos”.