Literatura, música, conversación con un Premio Nobel de Literatura en un recorrido por el mayor festival poético de toda España
Son las cinco de la tarde en la Huerta de San Vicente. La que fue residencia veraniega de Lorca tiñe sus árboles de literatura y música. Un público repleto de caras jóvenes y de todas las edades llena por completo el espacio, donde como ha hecho a lo largo de dos décadas, el Festival Internacional de Poesía de Granada, da su pistoletazo de salida. Durante la inauguración institucional intervienen los nombres políticos más representativos y autoridades pertinentes.
Por un lado, alcaldesa Marifrán Carazo recuerda la importancia de Granada en el terreno poético. Por su parte, el delegado de Gobierno Antonio Granados recae en el apoyo a la cultura libre y su importancia para que esta se propague llevando como antorcha un acceso plural. Por último, el director de la Alhambra, Rodrigo Ruiz Jiménez, optó por un tono más literario aquello de «Alhambra, jazmín de pena donde la luna reposa» y resaltando la importancia de que el festival se cierre en el Palacio Carlos V. La postura de las instituciones se centró en ese recorrido a convertir la ciudad granadina en capital europea de la cultura en 2031.
Ha transcurrido media hora. Los rayos de luz que caen en Granada empiezan a aumentar de temperatura. El sol parpadea de un lado a otro. Los políticos toman asiento y la voz del codirector del festival Daniel Rodríguez Moya, rompe el silencio. «Sean bienvenidos todos ustedes a esta fiesta de la palabra que cumple 20 años, donde la poesía es un reflejo de la contención y Granada se convierte en epicentro artístico».
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Tarde en la Huerta de San Vicente
Tras sus palabras, acompañados de un viento tardío y reluciente, se anuncia la primera intervención de música y poesía. En el primer acto, la palabra poético musical, corresponde a Juanjo Téllez, Tito Muñoz, Chipi ‘La Canalla’ y Javier Rubial. Su actuación transcurre entre la risa, el estupor y versiones de poemas lorquianos acompañados de fondos de guitarra. El público ríe ante los chistes de Chipi entre intervención e intervención, la guitarra serpentea en una tarde granadina que suena a verso limpio de Lorca. Se baja el telón por unos diez minutos.
Del 15 al 19 de abril, Granada alberga 80 poetas de 11 países y diversas actividades que van desde los más pequeños (realizadas en colegios) hasta los más adultos. El Festival de Poesía de Granada (FIP) tiene sedes centrales como algunas facultades de la UGR y subsedes: Pinos Puente, Víznar, Fuentevaqueros, Alfacar, entre otras. El día de la inauguración se cerraría por todo lo grande con nada más y nada menos que Wole Soyinka, primer Premio Nobel de Literatura africano en 1986, con el que Medio Multimedia ha podido conversar en primicia.
—¿Qué significa para usted inaugurar este festival?
—En primer lugar, es un honor para mí. Siempre me ha fascinado la cultura española y los estudios hispánicos. Pues el tratamiento de la crítica hacia mí ha sido bueno. He de decir que leo mucho en español y bastante a Lorca.
—¿Qué papel ha jugado la figura del poeta granadino en su obra?
—Eso es algo que lo tiene que decidir la crítica. No diría del todo que ha podido influir en mí, pero siento afinidad por el entorno de su creatividad genuina. Es como las tragedias griegas. El panteón… es similar al panteón y los dioses griegos, algunos de ellos desagradables. Es como la mitología. Siento que he visto en Lorca ese legado y es por lo que me ha atraído su figura.
La intervención de Soyinka desprende humanismo y ética. Estuvo en la cárcel por luchar contra el régimen nigeriano y totalitario de su época. Allí escribió muchos de sus libros que se desperdigaron con el tiempo, ya que no pudo recuperar los manuscritos. No obstante, al salir de prisión, tiró de memoria con el fin de reescribirlos. «Si quieres tener buena memoria, ve a la cárcel», expresó ante un público risueño y expectante mientras se apagaban las luces del primer día.
Las extremidades del festival
Uno de los puntos fuertes del FIP son sus subsedes que albergan actividades de distinto tipo: talleres de escritura, recitales, espectáculos musicales y charlas. «Que el festival siempre tenga llenos en sus subsedes es importante. Nos caracteriza la heterodoxia y que el público granadino siempre recibe con entusiasmo las propuestas que se le hacen transdisciplinares», cuenta a nuestro medio la directora del festival Remedios Sánchez.
Y es que la extensión a otros municipios llena de gentío las bibliotecas municipales. Por ejemplo, la Casa Museo Federico García Lorca, albergó un recital de la poeta canaria Elsa López presentado por el poeta granadino Ramón Martínez. López, una de las voces más queridas del panorama literario, y reciente Premio Nacional de las Letras Canarias reconoció que «el hecho de que las subsedes rompan con lo tradicional nutre por completo al festival». Además, confiesa que llevar la literatura y ese acto cultural de libertad a los municipios es «muy emocionante porque los poetas suelen ser diversos».
En la Biblioteca Municipal de Alfacar, subsede de suma importancia, pues fue donde fusilaron al poeta granadino Federico García Lorca, la presentación estaría al cargo del poeta gaditano Manuel Francisco Reina. Este confesó ante un pequeño público que escuchaba muy atento «la significancia que rodea a dicha sede» dentro del marco del festival. Por su parte, la alcaldesa Fátima Gómez, rescató la relevancia que tiene el FIP para su municipio acercando la cultura a los más jóvenes y «trayendo siempre a voces literarias prestigiosas».
Otro de los poetas que intervino añadiendo también ese toque poético al festival fue el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana Antonio Colinas. «Estar aquí es de una densidad poética, histórica muy increíble», admite refiriéndose a toda el aura que rodea el festival a lo largo de la semana cuya clausura se produce en la Alhambra y que suele estar a cargo de la estrella invitada normalmente internacional. En este caso, Pamuk (Premio Nobel, 2006) pondría la carga literaria a un cierre magistral. Sin embargo, un cierre que no se iba a terminar produciendo de su mano, ya que los problemas de salud no dejaron que pudiera viajar a Granada y clausurar el festival.
Clausura en La Alhambra
Lo que empezó en la Huerta de San Vicente una tarde terminada nada más y nada menos que en el Palacio Carlos V de la Alhambra. Ante la ausencia del premio Nobel Pamuk prevista para el cierre, un espacio abarrotado acogió a la cantautora malagueña Diana Navarro. Frente a ella, unos 500 asistentes rindieron tributo a una actuación musical y entrevista junto al cantaor Juan Pinilla.
«¡Qué bonita manera de celebrar nuestros veinte años!», expresa emocionada la directora del festival Remedios Sánchez a Medio Multimedia una vez terminado el festival. Por su parte el codirector, Daniel Rodríguez Moya, también atendió a nuestro medio confesando que «las sensaciones han sido muy positivas» y resaltando que esa conjunción de literatura, música y diversas disciplinas «demuestran que la poesía no es un género minoritario», sino que insiste en el auge, la acogida del público desde el primer día y, sobre todo, a lo largo de la semana.
El Festival Internacional de Poesía de Granada cierra sus puertas un año más. Lo que empezó en la Huerta San Vicente con un tono Lorquiano acabó en la Alhambra con notas musicales de Diana Navarro. Cientos de miles son los asistentes que han pasado cada año por las filas como oyentes, participantes e incluso colaboradores. Abril es un mes especial en Granada. El mes de la literatura, de los poetas, escritores y músicos. Todos ellos convierten la ciudad andaluza en una capital mundial de la poesía. La palabra se torna relevante. Resuenan los versos de Lorca al fondo. Y es que al poeta no lo fusilaron. Lorca sigue vive y respira en cada uno de los actos que se llevan a cabo en el festival internacional más importante de España y uno de los más relevantes del mundo hispanohablante.