La guerra actual entre Ucrania y Rusia ha provocado una desestabilización del mercado petrolero. Los ciudadanos españoles afectados reclaman respuestas al Gobierno, quien no ha adoptado medidas hasta el momento
Desde el pasado mes de febrero los precios de los carburantes han experimentado cambios con gran rapidez. El día 11 de marzo los precios alcanzaron máximos históricos. La cifra osciló en torno a 1,852 euros por litro. No obstante, en Repsol se alcanzaron los 1,929 euros por litro durante el día 13 de marzo en la gasolina 95 E5. Por otro lado, ese mismo día la suministradora Ballenoil vendía su gasolina al precio de 1,827. Aunque es un precio claramente más bajo que el de Repsol, el cambio con respecto al año anterior sigue siendo drástico. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?, ¿cuáles son las repercusiones?, ¿qué medidas ha adoptado el Gobierno de España?
En marzo de 2021, la situación era muy distinta dada la estabilidad de los precios de la gasolina. De abril hasta septiembre se fueron elevando las cifras a un ritmo lento y progresivo. Sin embargo, el incremento desde septiembre comenzó a ser más rápido, alcanzando un pico en noviembre de 1,582 euros por litro de combustible (tomando como referencia la gasolina 95 vendida por Repsol). A partir de diciembre, el crecimiento fue vertiginoso, siendo la transición más notoria entre febrero y marzo de 2022.
Este aumento no ha comenzado con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, sino que con anterioridad ya se experimentaban subidas. Los factores que intervienen son múltiples, la oferta y la demanda se mueven siguiendo patrones variados y complejos. A raíz de la salida de la pandemia cabe destacar que hay más demanda que oferta en el sector de los carburantes, hecho que también explica las variaciones de los precios de la gasolina durante la segunda mitad del 2021.
Sin embargo, puesto que la guerra estalló el 24 de febrero de 2022, debe considerarse como un factor determinante para la explicación de la brusca subida del último mes. El principal detonante de esta situación es la actividad rusa en el mercado petrolero. Antes del conflicto, Rusia exportaba un total de 7 millones de barriles al día, una cifra que actualmente ronda los 4,5 millones; de modo que se aprecia una pérdida sustancial de oferta de petróleo. Esta insuficiencia afecta directamente al mercado y por tanto también a la ciudadanía.
El fenómeno ha desatado una cadena de manifestaciones y quejas por parte de la población y sectores afectados. El 14 de marzo, cuando las cifras alcanzaron 1,849 euros por litro, miles de transportistas bloquearon las principales carreteras españolas y paralizaron parcialmente las rutas de suministro. Esto ha desembocado en problemas de abastecimiento a lo largo de todo el territorio.
Con esta huelga, los manifestantes y asociaciones implicadas esperan una respuesta del Gobierno central y un compromiso en cuanto a la contención del precio del gasóleo. Además, buscan la aplicación inmediata de medidas para mejorar el bienestar económico de los integrantes de la cadena de los suministros, así como la garantía de poder ejercer el derecho al trabajo a aquellos que libremente han decidido no sumarse al paro.
El 29 de marzo se espera un comunicado por parte del Gobierno de España en el que ya se anticipa que habrá ayudas para el sector. La Ministra de Transportes ha notificado su compromiso con la reducción del precio del gasóleo. Otros países vecinos llevan ventaja respecto a España, entre ellos Francia, quien ha adoptado medidas y ha destinado una serie de ayudas para los más afectados.
Ante el conflicto bélico actual, los precios que siguen al alza y la huelga que continúa, aumenta la incertidumbre. Mientras tanto, la ciudadanía sigue esperando una respuesta a esta inestable situación.